Cala Molí
A veces, las tormentas de verano traen a la orilla los tesoros y piedras preciosas ocultas en el fondo del mar. Eso es lo que ocurrió con esta casa enclavada en la costa de Sant Josep, cerca de la playa Cala Molí.
Evocando rocas varadas en tierra tras la tormenta que se ubican en el mejor lugar posible para disfrutar las vistas de la costa ibicenca, se levanta este ejemplo de arquitectura ibicenca moderna, con líneas inclinadas de muchísimo carácter, con una gran claridad gracias al color blanco predominante y a los grandes ventanales acristalados. Es la dualidad que garantiza la elegancia: intensidad de formas, simplicidad de materiales.
La fuerte pendiente del terreno donde se ubica la vivienda planteó un reto desafiante para el diseño de la casa, que al ser resuelto aporta un mayor carácter a la casa y da lugar a la distribución en varias alturas y a la creación de varios miradores hacia el mar, con especial atención sobre la suite y las vistas que posee, así como a la espectacular piscina suspendida. Sin duda una joya.
Gracias a sus peculiares formas, líneas y volúmenes, genera una gran conexión directa entre el interior y el exterior de la vivienda, una constante que puede apreciarse en cualquier rincón de la casa y en cualquier momento, generando así una agradable experiencia visual y sensorial.